La ciencia detrás del mindfulness

Los estudios (*referencias en el pie de página) muestran que la práctica del mindfulness es una forma científicamente demostrada de restablecer nuestro equilibrio mental, corporal y emocional, y desde Mindful Science integramos este conocimiento empírico en todos nuestros contenidos.

En esta página te vamos a resumir muy brevemente la ciencia detrás de todo lo que hacemos.

Investigación y beneficios

Tanto la ciencia médica como las terapias cognitivo-conductuales de 3ª generación avalan la práctica del mindfulness, y cada día más profesionales del sector clínico recomiendan el uso de Mindful Science a sus pacientes.

Décadas de investigación nos muestran que una enorme lista de enfermedades y afecciones mejoran significativamente gracias a la práctica continuada del mindfulness:

estrés y ansiedad, depresión, insomnio, ataques de pánico, fobias, dolor crónico e inflamación, obesidad, presión arterial, envejecimiento prematuro, angina de pecho, fatiga, parkinson, diabetes mellitus, problemas inmunológicos, síndrome premenstrual…

La lista de beneficios demostrados tiene un impacto directo en todas las áreas de nuestra vida:

Conexión mente-cuerpo

Todo cambio físico tiene un impacto directo e instantáneo en tus procesos mentales y emocionales.
Y todo cambio mental y emocional tiene un impacto directo e instantáneo en tus procesos biológicos.

Durante momentos de estrés o durante procesos que te sumen en emociones negativas, tu cuerpo suele respirar a un ritmo medio de 15 respiraciones por minuto.

Esta respiración acelerada y poco profunda actúa como una señal de amenaza que inicia una respuesta de “lucha o huida” en tu sistema nervioso. Tus órganos desactivan sus funciones de crecimiento, tu cerebro limita tu capacidad de pensar con claridad, aprender, razonar, tomar decisiones, prestar atención o resolver problemas, y tu mente rápidamente se orienta hacia el miedo, con lo que tu respiración se vuelve aún más acelerada y superficial. Un círculo vicioso donde el estrés y la ansiedad crecen exponencialmente.

Al practicar mindfulness, tu cuerpo respira de forma pausada y profunda, y prestarle atención a este simple acto hace que tu unidad psicosomática mente-cuerpo deje sentirse amenazada.
Rápidamente activas una Respuesta de Relajación en tu sistema nervioso, el modo de crecimiento psicobiológico que es la contraparte del modo de «lucha o huida». Tu cerebro sale de la reactividad y todas tus funciones cognitivas y orgánicas son restablecidas de inmediato. Tu mente adquiere una mayor presencia y claridad, y tu cuerpo se relaja.

Cuerpo relajado,
mente calmada

La premisa es muy simple: la práctica del mindfulness nos permite salir rápidamente de estados de miedo, estrés, ansiedad y preocupación.

Los órganos pueden dedicar tiempo y energía a procesos como la digestión, la auto-curación y la regeneración celular, mientras que el cerebro, al no sentirse amenazado, estresado y ansioso, puede participar en la planificación cognitiva compleja, la resolución de problemas y la toma de decisiones utilizando la corteza prefrontal.

Nos sentimos físicamente relajados y mentalmente conscientes.

Después de 3 minutos de práctica

Activas una Respuesta de Relajación, el modo opuesto del estrés. Tu cuerpo entra en un estado hipometabólico donde las células consumen menos oxígeno (hasta un 20% menos), tu corazón y tu cerebro adquieren un estado de coherencia y tus mecanismos psicobiológicos de crecimiento comienzan a restablecerse.z

Después de 6 horas de práctica acumulada

Los escáneres cerebrales muestran que después de 6 horas de práctica diversos cambios estructurales comienzan a ser visibles en áreas relacionadas con tu regulación emocional. Además, tu capacidad de afrontar el estrés mejora significativamente, así como tu salud física y mental.

Después de 4 semanas de práctica

4 semanas de práctica continuada permiten que genes vinculados con enfermedades derivadas del estrés (incluyendo la deficiencia de respuestas inmunes, varios tipos de inflamación, envejecimiento prematuro, adelgazamiento de la corteza cerebral, problemas cardiovasculares y cáncer) modifiquen su expresión.